Sería degradante tildar de "excursión" la ruta de un día de Ifni a Playa Blanca en 4x4 con Óscar al mando y adjuntado el presente a un grupo de granadinas. Sería más acertado catalogarlo como rito iniciático o  peregrinaje "off road" a entrevista con el Todopoderoso Omnipresente independientemente de condición religiosa. Se aceptan agnósticos y ateos. 

Partimos de Sidi Ifni al sur por la carretera recién asfaltada dibujando la cornisa frente al océano.  El paisaje se va vaciando: De barrios a casas, de casas de las que nos recibían amistades del anfitrión a chozas habitadas por pescadores y de ahí al sinfín deshabitado por la arena de Playa Blanca un buen puñado de kilómetros. 

Mi experiencia personal al bajar del coche en un punto indeterminado de este paisaje infinito y vacío fue una presión enorme, ensordecido por por el tronar de las olas. Me asaltaron las preocupaciones y miedos que uno suele tener escondido por pudor. Veía todos esos pensamientos, en aquel templo a cielo descubierto y sin muros, como procesos mentales ridículos. La cantidad de planes y objetivos incluso materiales que uno anhela y no tiene no son esenciales. Basta con chillar a solas, con los brazos en alto, vagando por la orilla. Encontrar la felicidad simplemente por poder pasear por este planeta tantas veces tan bello. Solo arena, océano, la brisa cálida y el fuego de las sardinas al carbón.  


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