De primeras un pueblo polvoriento repitiendo el canon urbano de viviendas dispersas en solares con muros ciegos. Asomada al rugido del Atlántico. Es ahora el momento en el que el recuerdo de la última generación de españoles que vinieron aquí se va borrando en el abandono, de hierros oxidados por el salitre, paredes tapiadas o reconvertidas y los pilares del teleférico aún en el horizonte.  Al norte la playa de Legzira y al sur Assaka y Playa Blanca, paraísos a veces salvajes para el surf y la pesca. Sidi Ifni es un punto imprescindible de descanso para el viajero que baja dirección a Dakhla y destino predilecto para el turismo nacional huyendo del infierno del verano. 
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