Encontré aquí sin premeditación un retazo de la España vaciada. Vengo de una de ciudad bulliciosa, saturada de lunes a domingo sea febrero o agosto, cada vez más creciente y aquí sin embargo en declive, perdiendo la juventud. Es unánime en los lugareños la idea de que trabajo no falta, hay y mucho. se rumorea que las nuevas generaciones son demasiado cómodas para el tipo de trabajo que se cuece aquí. Para paliar esta sangría la clase política desde la capital se empeña en dotar de nuevos atractivos pero con escaso tino, así como los cambios legislativos con prohibiciones sobre hábitos que precisamente no han alterado la comunión de estas aldeas con el entorno natural.


















