Pasamos prestos la Cordillera del Atlas, el muro que separa el Marruecos verde de lo que a lo lejos aparenta ser el vacío. Un nuevo territorio donde el concepto de supervivencia se vuelve a flor de piel. Mientras brota la vida en las vegas de los ríos caudalosos, miras al horizonte y ves el infinito de tierra árida y yerma.












