Si tienes intención de alcanzar el desierto de Marruecos tienes dos opciones, o vas a Merzouga con su espectáculo de quads y 4x4 saltando dunas las 24 horas del día o por el contrario, dejas la carretera en M'hamid para adentrarte durante dos horas desierto adentro. Una vez alcanzas la duna más alta de Marruecos puedes ver, tras el rastro del río seco del Draa, las montañas en el horizonte trazando la frontera con Argelia. Un hachazo a lo que fue la ruta de las caravanas rumbo a Tombuctú, dedicada al comercio de especias y alfombras antaño, todo ello aderezado de la nostalgia romántica decimonónica. Aún sesgando las vías de comunicación prósperas entre territorios las comunidades se transforman, desafiando unas condiciones siempre adversas de habitabilidad. Me pregunto que será de Tinduf allá al otro lado, inaccesible incluso desde Argelia para el foráneo. Queda para el recuerdo el orgullo de aquellos que nos recibieron, orgullo de poder presumir de esta patria de infinita belleza.























